La aceituna debe pasar el menor tiempo posible desde que cae del árbol hasta convertirse en aceite. En cuestión de horas, se transforma en aceite de oliva virgen extra, preservando así todas sus propiedades y frescura.
Una vez embotellado, es fundamental almacenarlo en un lugar oscuro, fresco y seco, protegido de la luz para evitar su oxidación. Aunque el aceite puede conservarse durante largos periodos, se recomienda consumirlo dentro del año para garantizar su calidad y mantener intactos sus nutrientes. Aun así, se dice que el aceite puede almacenarse durante mucho tiempo sin perder sus características esenciales.
